El óptimo estado de los sistemas HVACR depende de su cuidado y limpieza constante. Por esto es importante contar con una rutina de mantenimiento que los ayude a ser más eficientes
Israel Platanares
Existen dos tipos de mantenimiento: preventivo y correctivo. El primero se refiere a aquellos procesos que se realizan a un equipo para conservar su buen funcionamiento −limpieza, lubricación, pintura, etcétera−. El segundo se aplica para solucionar deterioros en los sistemas, por tanto, hay que seguir el protocolo de mantenimiento adecuado al producto.
En este caso, nos concentraremos en el mantenimiento preventivo, cuyos beneficios se reflejan no sólo en el buen funcionamiento de los equipos, sino también en ahorros eléctricos y económicos para tu cliente. Uno de los detalles más importantes a considerar es la limpieza constante, ya que ésta prolonga la vida de las unidades y brinda seguridad a los usuarios, pues los productos trabajarán de la mejor manera siempre que se requiera.
Para que toda la superficie de las aletas entre en contacto con el aire y se dé un mejor y más rápido flujo de energía, a través de éstas, es necesario:
- Lavar los serpentines constantemente sólo con agua
- Retirar el polvo o cualquier tipo de sedimento que pueda obstruir la transferencia de calor
El resultado de estas acciones se reflejará en el hecho de que la temperatura deseada se alcanzará en menor tiempo, por ende, todos los componentes que hacen posible la transferencia de calor se desgastarán menos y alargarán la vida útil de los equipos. Esto también influirá en un ahorro eléctrico o de diésel, dependiendo del tipo de aparato.
En sistemas pequeños parecería que se facilita el trabajo de revisión, pero tanto en unidades de menor tamaño como en grandes equipos es necesario mantenerlo junto con la limpieza constante, a lo largo de toda la tubería y en los componentes. Cada elemento cumple con una función, por ejemplo, en caso de fuga en el sistema, sería más fácil detectarla si el sistema se conserva en buenas condiciones de limpieza. Recuerda que si la tubería y los accesorios, incluido el compresor, tienen un buen mantenimiento, será más sencillo detectar problemas y facilitar tu trabajo.
Otro aspecto importante es conocer el tiempo de vida de los componentes, para saber cuándo reemplazarlos y evitar afectaciones a la empresa, como repercusiones económicas. Todos los fabricantes indican esta información con base en pruebas de trabajo, ambiente, desgaste, entre otras. Los resultados no necesariamente se apegan a las condiciones de operación, ya que habrá quien haga funcionar sus equipos más tiempo que otros, por lo tanto, la revisión periódica es un deber para mantener el correcto desempeño.
Una excelente práctica es realizar una rutina de revisión en todos los diferentes elementos del equipo, es decir, accesorios, componentes eléctricos, arneses, sensores, así como la observación de parámetros de configuración, etcétera.
Lo anterior es de gran relevancia, pero también lo es la identificación del sistema con el que se trabaja. Recordemos que cada unidad y aplicación es diferente, por lo que funcionarán a distintos parámetros, temperaturas, presiones, condiciones, dependiendo de los elementos. Tener certeza de ésto facilita la limpieza y mantenimiento. De igual forma, debes contar con la herramienta y el equipo de protección necesarios para llevarlos a cabo, pues son vitales para el trabajo en campo y demostrar que estás comprometido con la aplicación de las mejores prácticas.
Israel Platanares. Ingeniero de Aplicación de Emerson México, para la división de White Rodgers y Copeland, en la que ha brindado capacitación técnica. Egresado del Instituto Politécnico Nacional de Ingeniería Mecánica. Cuenta con cuatro años de experiencia en el ramo, específicamente en el área de la refrigeración para transporte.