Los sistemas de aire acondicionado automotriz son los que presentan más fugas de gas refrigerante, además de ser grandes consumidores de las sustancias agotadoras de la capa de ozono.
Gildardo Yáñez.
En México, gran parte del uso de sustancias que dañan la capa de ozono se produce como consecuencia de la práctica incorrecta de los gases refrigerantes. Frecuentemente los técnicos emplean el R-12 para completar la carga de un sistema originalmente diseñado para operar con R-134A (gas utilizado en los equipos de aire acondicionado automotriz) y, en algunos casos, se llega a extraer totalmente el refrigerante original de R-134A para sustituirlo por el R-12, sin considerar siquiera los cambios necesarios en el equipo, tales como la sustitución del lubricante o la compatibilidad de los elementos del sistema, lo que es aún más grave.
Los fabricantes han adoptado varias formas de solución para estas condiciones de trabajo, que contemplan una diversidad de controles de operación, con miras a mejorar la durabilidad de la instalación.
Una de las fallas más frecuentes es la fuga del gas, generalmente paulatina, ya sea a través de porosidades en las mangueras provocadas por: la exposición prolongada a altas temperaturas, conexiones roscadas que se desajustan por efecto de las vibraciones, cuarteados por la temperatura o válvulas de servicio sin sus tapones. Por estas razones los pivotes se dañan por efecto de los contaminantes sólidos en el compartimiento del motor, sello mecánico deteriorado, evaporador descompuesto; por diversas causas, internas y externas, y otros innumerables desperfectos.
Otra falla frecuente, de consecuencias graves, es el daño del compresor por falta de lubricante, debido a que éste es arrastrado en exceso por el gas refrigerante hacia el sistema, quedando atorado en el evaporador o en la trampa de succión, debido al empleo empírico de mezclas, cuyas propiedades de miscibilidad con el lubricante son impredecibles.
Es necesario entender que mezclar R-12 y R-134A en el sistema produce como efecto un incremento de las presiones de trabajo que, dependiendo de los porcentajes de estos refrigerantes en la mezcla, llegan a ser muy elevadas, desde un 50 y hasta en un 60 por ciento, con respecto a las presiones individuales de cualquiera de ellos. Esto, además de representar un riesgo para el técnico y el usuario, somete al sistema a presiones superiores a las que se establecieron, como normas de diseño, utilización, y que consecuentemente aumentan la posibilidad de daños a componentes y a la generación de fugas importantes de refrigerantes a la atmósfera.
Localización de fugas
No difieren de los métodos que se utilizan para encontrar fugas en los sistemas de aire acondicionado estático, pero los instrumentos preferidos y los recomendados son: el detector electrónico de fugas, y utilizar los trazadores fluorescentes, de hecho existen latas de R-134A con trazador incluido. Se carga este gas al sistema, y con la lámpara fluorescente se busca la traza para ubicar la fuga.
Debido a lo complejo de la ubicación de algunos componentes del sistema en el aire acondicionado automotriz, en particular del evaporador, es muy probable que existan sitios en los que no se pueda utilizar el método del trazador fluorescente, entonces se puede emplear el detector electrónico que indica la presencia de flúor en el aire o de átomos de cloro, pero no el sitio exacto donde se encuentra la fuga. Los recursos de las burbujas de jabón o la lámpara de halógeno no son viables para utilizarse en lugares de difícil acceso.
Las herramientas requeridas adicionalmente para llevar a cabo estas buenas prácticas son:
- Lentes o gafas de seguridad
- Camisa de algodón de manga larga
- Guantes de piel
- Zapatos de seguridad con punta de acero
Detectar fugas, utilizar el refrigerante correcto y no hacer mezclas de gases cuidará el bienestar del técnico que manipula el equipo de aire acondicionado, y además minimiza el daño ambiental al promover técnicas de recuperación y reutilización de refrigerante.
- Bomba de vacío para sistemas de refrigeración capaz de aspirar 250 micras
- Máquina recuperadora de gas
- Dos cilindros recuperadores de gas
- Herramientas de taller mecánico
- Juego de manómetros para uso automotriz para HFC
- Juego de manómetros para uso automotriz para CFC y HCFC
- Termómetro electrónico
- Manómetro de vacío electrónico
- Refractómetro
- Detector electrónico de fugas (olfateador)
- Válvulas perforadoras o de aguja
- Una báscula electrónica para pesar el cilindro de recuperación
- Un depósito para el lubricante que se va a retirar del sistema
- Un dispositivo de control de flujo, ya sea capilar o de válvula de expansión (cuando se aplique el cambio)
- Multímetro digital
- Filtro deshidratador para la línea de líquido
- Latas de lubricante
- Tablas de presión-temperatura del gas con el que se va a trabajar
Nota: Si no se tienen manómetros HFC, se debe contar con los adaptadores HFC, que se le colocan a los manómetros CFC y HCFC
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Gildardo Yáñez
Ingeniero Industrial Electricista con el grado de Maestría en Administración. Tiene 30 años de experiencia en el servicio a equipos de refrigeración y de baja temperatura. Especialista en el diagnóstico de compresores de refrigeración. Autor de libros, manuales y artículos para publicaciones especializadas, y conferencista distinguido por ASHRAE.