El manejo adecuado de los refrigerantes es crucial para la industria, ya que de esto depende no sólo la eficiencia de los equipos, sino la seguridad de los técnicos. Sin embargo, a menudo se desconocen ciertos aspectos clave, como su inflamabilidad, toxicidad y clasificación de seguridad, lo que puede provocar accidentes, en muchos casos, graves
Fotografía superior. La protección ocular y los guantes de seguridad son indispensables al manipular refrigerantes
Ámbar Herrera
En entrevista para Cero Grados Celsius, Enrique Núñez, ingeniero de Chemours para el negocio de Fluoroproductos y analista de seguridad de producto, comenta que en la industria química hay sustancias “diversificadas para cada aplicación”. En el caso de los refrigerantes, aunque existen decenas de sustancias, dependiendo de las necesidades de los usuarios, tanto el uso de gases fluorados como de hidrocarburos acarrea diversos riesgos, como el envasado (por las altas presiones a las que se somete), el manejo y el traslado.
El especialista de Chemours destaca la necesidad de actualizar los manuales en cuanto al equipo de seguridad que se debe portar en los trabajos para su transportación, pero también resalta la importancia de que los técnicos se capaciten constantemente para saber cómo manejar los productos inflamables o tóxicos. Por ejemplo, el ingeniero Núñez afirma que “en las plantas se pide el uso de ciertos tipos de materiales que no generen estática. Si esto no se cumplía antes, no había ningún problema de riesgo, pero, ahora con los hidrocarburos, si el técnico no tiene la vestimenta adecuada, puede llegar a generar una chispa y, en caso de que haya una fuga, podría ocurrir un accidente considerable”.
En general, lo principal en seguridad es la protección ocular, guantes para las manos y, en el caso de refrigerantes más fuertes, como el amoniaco, el uso de mascarillas, recomienda Núñez.
Medidas de precaución
Los riesgos por el mal manejo de los refrigerantes pueden ir desde intoxicación, ya sea por la calidad de la sustancia o por desplazamiento de oxígeno en lugares cerrados, hasta explosiones. Uno de los más comunes en campo son las quemaduras por congelación en la piel u ojos; en una situación como esta, Núñez explica el procedimiento a seguir para contrarrestar el daño:
- Lavar con abundante agua fría, nunca caliente
- Deshacerse de la ropa contaminada
- Ir calentando el área afectada poco a poco
- Contactar a un médico inmediatamente
Asimismo, existe un conjunto de buenas prácticas, como explorar el área de trabajo, conocer las salidas de evacuación, mantener una buena ventilación y no fumar. Su seguimiento es un pilar fundamental para la industria, ya que no sólo protegen la vida de los técnicos; también garantizan un menor impacto ambiental al prevenir fugas y el desecho inconsciente de las sustancias.
La transportación es otro de los desafíos a vencer, en opinión de Núñez, debido a que esta es un área en la que todavía existe un gran desconocimiento. “Muchas veces hemos encontrado en el mercado que los productos no cuentan con la señalización adecuada para saber si son peligrosos”, de modo que el transportista puede enfrentar problemas con la autoridad. Es el caso de los técnicos independientes, por ejemplo, quienes muchas veces necesitan trasladar cilindros de hasta 50 kilogramos de refrigerante.
La transferencia de cualquier tipo de refrigerante a cilindros de almacenamiento y reciclaje también es una práctica peligrosa.
Con respecto a la piratería en la industria, el entrevistado opina que la responsabilidad de las empresas “es informar a los técnicos para que sepan cómo identificar productos originales, ya sea por el empaque o a través de distribuidores autorizados”. Además, menciona que se deben agregar elementos de identificación adicional a los empaques, como códigos especiales, sellos de seguridad y hologramas, a fin de evitar el manejo de refrigerantes piratas que arriesguen la vida de los trabajadores.
Por todas estas cuestiones, la capacitación debe estar encaminada a la identificación de qué refrigerantes son adecuados para cada aplicación, así como seguir las buenas prácticas y brindar la mayor cantidad de información a los técnicos para que puedan tomar las decisiones adecuadas, realicen un buen trabajo y preserven su integridad física.