La refrigeración es generadora de más del 60 por ciento de gases que dañan la capa de ozono. Un técnico HVACR preparado puede combatir su uso y ayudar a la conservación del medioambiente.
En 2010 se logró una reducción anual de 10 GT de CO2eq, lo que es unas cinco veces mayor que el objetivo anual de reducción de emisiones del primer periodo de compromiso del Protocolo de Kyoto.
Sinaí Romo.
Los Hidroclorofluorocarbonos (HCFC) y mezclas que los contienen son productos químicos fabricados por el hombre, presentes en la refrigeración comercial e industrial, transporte refrigerado, bombas de calor, equipos de aires acondicionados y enfriadores, utilizados ampliamente como refrigerantes, agentes espumantes, extinguidores de fuego, aerosoles, y como materia prima en la producción de productos químicos.
Dichas sustancias agotan la capa de ozono, por lo cual ya están sujetas a una programación para eliminar su producción y consumo alrededor del mundo, según lo establece el tratado internacional del Protocolo de Montreal. Los HCFC pueden agotar la capa estratosférica protectora de la capa de ozono. Además, son gases de efecto invernadero, los cuales contribuyen con el desgaste del planeta y el aceleramiento del cambio climático.
Debido al gran impacto que generan sobre las condiciones físicas del HCFC en el planeta, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que el uso de HCFC con un índice elevado en potencial de efecto invernadero quebrantará los importantes beneficios climáticos logrados por la reducción gradual mundial de sustancias que perjudican a la capa de ozono. Por ello, los expertos insisten en su sustitución inmediata.
Según el informe del PNUMA, la reducción paulatina de sustancias que perjudican la capa de ozono, de acuerdo con el Protocolo de Montreal, conduce a la mayor reducción hasta la fecha de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo.
Por otra parte, aunque los Hidrofluorocarbonos (HFC) han sido el sustituto de las sustancias que perjudican a la capa de ozono, dado que son seguros, fáciles de usar técnicamente y no perjudican a la capa de ozono estratosférica, muchos de ellos tienen un índice de Potencial de Calentamiento Global (PCG) elevado, por lo que, si no se adoptan más acciones, sus emisiones pueden anular los importantes beneficios para el clima logrados mediante las acciones del Protocolo de Montreal.
Como primer paso, las emisiones de refrigerantes se pueden reducir mejorando el diseño y los procedimientos técnicos durante la fabricación, el uso, la reparación, el mantenimiento y la eliminación de los equipos, así como reduciendo la carga de refrigerante. Se pueden lograr reducciones adicionales empleando métodos y procesos alternativos, utilizando sustancias que no contengan HFC como el amoniaco, el CO2 y los hidrocarburos, así como mediante el uso de HFC con PCG bajo.
Si los técnicos trabajan aún con equipos obsoletos, las autoridades medioambientales recomiendan que se considere el reemplazo de los equipos en el menor tiempo posible, y que utilicen tecnologías alternativas que no afectan el clima ni deterioren la capa de ozono.
Los HCFC contribuyen con el desgaste del planeta y el aceleramiento del cambio climático
Recomendaciones
• Cuando se compre un equipo nuevo se debe seleccionar tecnología que no esté basada en HCFC.
• Establecer los controles de emisión para los refrigerantes:
• Utilizar detectores de escapes
• Establecer cronogramas para verificar escapes en la línea de producción
• Reparar inmediatamente los escapes
• Promover la recuperación, reciclaje y regeneración de refrigerantes
• Capacitarse constantemente
• Introducir tecnologías alternativas
• Mantener bitácoras de todos los equipos
Aspectos por considerar al seleccionar tecnologías alternativas
Técnicos
• Desempeño en sus condiciones locales: temperatura, humedad, tamaño y peso
Ambientales
• Potencial de Calentamiento Global de los refrigerantes
Económicos
• Consumo anual de energía
• Costo de mantenimiento
• Costo de inversión inicial
Seguridad
• Inflamabilidad de los refrigerantes
• Riesgo de explosión
• Toxicidad de los refrigerantes
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Fuente: Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente