Una nueva construcción capaz de climatizar una habitación a través de una poderosa fuente de energía renovable: las algas marinas.
La fotosíntesis ofrece una solución a las necesidades de control solar, y el cultivo de microalgas en las placas de cristal aporta energía renovable.
Sinaí Romo.
Las algas marinas son, genéticamente, las plantas más antiguas de la tierra. Son reconocidas por ser ricas en minerales, microelementos y una abundante fuente de energía. Debido a sus propiedades, desde hace muchos años, científicos de todo el mundo las han analizado en diversos laboratorios, en búsqueda de implementarlas como fuente de energía. Tal es su importancia que durante el Congreso Europeo de Biotecnología, celebrado en 2009, el científico Craig Ventre aseguró que las algas genéticamente modificadas podrían ser el futuro en energías alternativas.
En años recientes, varios científicos han desarrollado proyectos basados en la utilización de dichos microorganismos, al ver en ellos un gran potencial de energía y capacidad de absorber dióxido de carbono. Sin embargo, debido a la falta de presupuesto, no se habían llevado a cabo.
Durante la reciente Exposición Internacional de la Construcción, celebrada en la ciudad de Hamburgo, Alemania, se presentó el primer sistema de fachadas que emplea microalgas para dar sombra en verano y generar calor durante el invierno. Un invento que refuerza la tesis de Ventre sobre las algas marinas.
La casa BIQ (Bio Intelligent Quotient) es el primer edificio verde creado gracias a la unión de tecnología, naturaleza y tres firmas alemanas.
Funcionamiento
Las algas
Son microorganismos capaces de llevar a cabo el proceso de fotosíntesis que las mantiene vivas. Las características adaptativas que presentan están relacionadas con la habilidad de absorber rápidamente nutrimentos cuando éstos se encuentran disponibles o para acumularlos intracelularmente cuando escasean; por lo tanto, pueden comportarse casi de la misma forma que lo haría un panel solar.
El edificio
Cuenta con un centro de gestión de energía donde se recolectan las microalgas y el calor solar. La fachada posee una serie de planchas delgadas y transparentes de cristal, en cuyo interior viven las algas en agua, la cuales proporcionan nutrientes a través de un sistema automatizado. Cada plancha de cristal está fija en las paredes exteriores del edificio de manera que puedan girar hacia el Sol.
Cuando las microalgas van creciendo, éstas proporcionan sombra y un clima fresco, y a su vez el exceso de calor captado se transfiere a tanques de agua salina (instalados bajo el edificio) para su uso posterior. Y en el momento que su crecimiento llega a un nivel considerable, se procesan y se secan en una instalación dentro del edificio para convertirlas en biogás, el cual es quemado para proporcionar calor en invierno.
En verano, los páneles se comportan como aisladores térmicos, de este modo las paredes del edificio se calientan menos. Al hacer uso de este sistema, no es necesario accionar los sistemas de calefacción o aire acondicionado. En adición, el edificio hace uso de la energía solar térmica y la geotérmica, permitiendo que se caliente y se enfríe sin utilizar combustibles fósiles.
Las algas utilizadas en este innovador sistema no fueron genéticamente modificadas, sino extraídas del río más cercano, y posteriormente llevadas a un laboratorio, donde se hizo un minucioso estudio para conocer su potencial, así como posibles desventajas.
Finalmente, las algas tienen dos funciones: en primer lugar son generadoras de biomasa, la cual puede usarse como fuente de energía al transformarse en biogás; en segundo, acumulan el calor del sol, convirtiéndose en otra fuente de energía.
Inversión
El diseño y la construcción del edificio verde tomó tres años; estuvo a cargo de Estudio SC Strategic Science Consultants y Splitterwerk Architects. Requirió una inversión de 6.5 millones de dólares, los cuales fueron financiados por la Internationale Bauausstellung (IBA), institución del gobierno alemán enfocada al desarrollo arquitectónico y urbanístico. Con la unión de estas tres entidades se pudo llevar a cabo; actualmente se encuentra en pleno funcionamiento.
Aunque este es el primer edificio que genera climatización a través de plantas marinas, existen otros 15 proyectos en desarrollo que buscan mejorar el marketing ecológico. Y si bien uno de los grandes obstáculos es el costo de inversión, los investigadores prevén que éstos disminuyan en medida que se extienda el uso de fachadas biorreactivas.
Usar procesos bioquímicos para la generación de sombra y energía es una de las soluciones que actualmente se plantean para tener un desarrollo sostenible en zonas urbanas, disminuir el calentamiento global y aprovechar los recursos naturales.
• No requieren grandes superficies de terrenos
• Maximizan el ahorro de agua
• Contribuyen a la mejora medioambiental
• Fuente renovable e ilimitada de energía
• No generan residuos tóxicos ni peligrosos
• Son generadoras de oxígeno
• Su cultivo crea biomasa
• Pueden ser cultivadas en agua salada de baja calidad o en aguas residuales cargadas de nutrientes
• Ayudan a la disminución de CO2
• 100 toneladas de microalgas cultivadas absorben 180 toneladas de CO2
Características del edificio
- Cuatro pisos
- 15 departamentos
- 129 páneles de 2.5 x 0.7 metros cada uno
- Cada panel se mueve para posicionarse frente al Sol
- Aislamiento del ruido exterior
- No usa ningún combustible fósil
- No aumenta las emisiones de dióxido de carbono
- No aporta dióxido de azufre
- Sistema automatizado
—————————————————————————————————————————————————