El transporte refrigerado representa uno de los eslabones más débiles en la cadena de frío, debido a las distintas actividades que se pasan por alto. Por su importancia, resulta vital mejorarlas para conservar la calidad de los productos.
El reto para los especialistas HVACR es estar informado sobre las mejores prácticas para lograr una eficiente cadena de frío.
Joel Cue.
La temperatura es una de las características fundamentales para el equilibrio de cualquier ecosistema. El cuerpo humano, por ejemplo, tiene un margen de maniobra muy específico, que está entre 36.5 y 37.5 grados centígrados, toda vez que si sale del rango, las repercusiones podrían ser fatales. La temperatura del planeta puede registrar mínimos de hasta -90 grados centígrados, aun así, el equilibrio de la Tierra se da gracias a la adaptación de los distintos cuerpos que lo habitan.
Pero hablemos de un punto particular. Cuando la temperatura es el valor fundamental de una actividad productiva, como pueden ser los procesos asociados a la cadena de frío, la capacidad de controlar los máximos y mínimos son la diferencia entre las empresas que ofrecen calidad y las que simplemente dependen de factores externos.
En este sector productivo, protagonizado por los sectores agropecuario, pesquero y farmacéutico, entre otros que comercializan insumos perecederos, la frescura es la gran diferencia. ¿De qué depende ofrecer frescura? Si bien la respuesta es sencilla, el proceso de la cadena de frío puede llegar a ser tan complejo que muy pocos lo logran.
No importa si se trata de un camión, un tráiler, un ferrocarril, un avión o de cargas marítimas, mantener cada uno de estos pequeños ecosistemas con la frescura ideal es sinónimo de calidad en los productos perecederos o artículos que requieren control de temperatura. El reto para los especialistas HVACR es estar informado sobre las mejores prácticas para lograr una eficiente cadena de frío, bajo atributos como comodidad, fiabilidad, confianza y rendimiento en el mercado.
Optimizar los elementos operativos del transporte refrigerado no implica un gasto, sino una inversión
¿Cómo lograr frescura?
Si bien la refrigeración fija es un asunto para muchos resuelto, en este caso nos enfocaremos en las necesidades de los sectores que transportan productos perecederos y en las claves para contratar el mejor servicio, y de ser el caso, de proveerlo, porque la diferencia puede radicar en los pequeños detalles que no todos ofrecen.
Los costos de operación son lo primero en lo que uno debe pensar. Que si el combustible, el consumo de energía y la infraestructura para contar con tecnología de punta son los factores más visibles, la optimización de cada uno de ellos no debe dejarse de lado, ya que, en este caso, no se trata de un gasto, sino de una inversión.
Lo anterior significa que aquellas prácticas de conservar la frescura con una rústica combinación de sal y hielo quedaron en el pasado, pues aunque su utilidad es innegable, su potencial es limitado. El día de hoy, la industria de los alimentos congelados –que permite hacer entregas en grandes supermercados y restaurantes de cualquier latitud– es posible gracias a la tecnología y a la implementación de infraestructura en la cadena de frío.
En este sentido, dentro del correcto manejo de la cadena se tienen como beneficios el ahorro en mantenimiento y combustible, el control exacto de la temperatura de los productos durante cualquier trayecto, así como un desempeño eficiente y silencioso de los equipos de enfriamiento.
Una apuesta para todos los sectores
Cuando una empresa apuesta a la profesionalización en servicios de la cadena de frío, también busca mejores procesos, mejor tecnología y mejor preparación del capital humano, con el objetivo de enfrentar los desafíos que implica tener una cadena de suministro fortalecida y más competitiva.
En cuanto a operaciones, la innovación, las certificaciones y hasta la eficiencia serán los valores más significativos; mientras que si hablamos de ingeniería, el valor agregado se hallará en la infraestructura y en los propios sistemas de refrigeración.
Además, se puede implementar el proceso de trazabilidad, que se refiere a sistemas de seguimiento punto a punto en la cadena de suministro para dar visibilidad en tiempo real a los activos, desde que se colocan en las cajas refrigeradas, hasta su llegada al punto de venta, así como a obtener la información histórica de la temperatura de los productos de cada vehículo de la flotilla.
Por otra parte, la capacitación, la normatividad y la certificación del personal son elementos esenciales para lograr una correcta cadena de frío, que al combinarlos con un transporte refrigerado óptimo se puede garantizar que las propiedades del producto responden a las exigencias del usuario final: sabor, textura, olor y color.
De tal manera, nuestros giros productivos no dependerán en demasía de factores como el clima, la humedad, los niveles de contaminación del ambiente y hasta la radiación solar; o de factores como la infraestructura carretera y la logística terrestre, lo que permitirá ofrecer garantías para que la cadena de frío se cumpla en todos los aspectos.
El valor agregado
Como no podemos permanecer ajenos a la revolución tecnológica en otros aspectos, es importante contar con los mejores elementos; en este sentido, uno de los principales valores agregados que hoy se ofrecen en la industria radica en monitorear satelitalmente todas y cada una de las unidades equipadas con tales sistemas de refrigeración, pues para supervisar los parámetros de operación (temperatura, apertura de puertas, paradas) es indispensable contar con los servicios de los mejores proveedores.
Así será posible tener acceso a la información en tiempo real desde cualquier computadora conectada a la red, prácticamente las 24 horas de los 365 días del año y en cualquier lugar. Una ventaja competitiva que pocos ofrecen.
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Joel Cue es gerente General de Thermo King, una empresa líder en la venta, instalación y el mantenimiento de equipos de refrigeración para el transporte y aire acondicionado para autobuses.