Aire acondicionado automotriz: Principios de mantenimiento

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La climatización en los automóviles se ha convertido en una comodidad de primer orden para los usuarios de este medio de transporte. Del buen mantenimiento de los equipos HVAC automotrices depende no sólo el confort de los pasajeros, sino también la obtención de un ambiente puro y libre de microorganismos nocivos para la salud humana

Sofía Ruiz

El aire acondicionado en los vehículos automotores cumple con las mismas funciones que cualquier otro sistema de climatización convencional: enfriar o calentar un espacio interior para la comodidad de sus ocupantes, además de eliminar las impurezas del aire que respiran. Lo anterior gracias al proceso de condensación de los gases refrigerantes.

Las enfermedades en las vías respiratorias están relacionadas con el ambiente contaminado de los espacios interiores. Los vehículos no son la excepción, por lo que es necesario realizar limpiezas periódicas a los sistemas HVAC automotrices con el propósito de eliminar microorganismos, polvo y partículas nocivas.

De esta limpieza depende el óptimo rendimiento de los componentes del sistema y que su deterioro, en consecuencia, sea más lento, debido a que el aceite que los lubrica se mantiene libre de impurezas, logrando que el aire acondicionado funcione más eficientemente. Para saber cómo limpiar estos sistemas hay que conocer el funcionamiento de cada uno de sus componentes para así evitar dañarlos.

Refrigerantes automotrices
Jonás Pavón, técnico especialista con más de 35 años de experiencia en aire acondicionado de vehículos, señala que una de las cuestiones más importantes para su mantenimiento es justamente el uso eficiente de las sustancias refrigerantes.

“El refrigerante ideal debe poseer características físicas y térmicas que permitan la máxima capacidad de refrigeración con la mínima demanda de potencia, además de que su punto de ebullición debe ser muy bajo para volver eficiente la extracción de calor”, comenta el técnico.

Los primeros autos, refiere Pavón, utilizaban clorofluorocarbonos (CFC) como el R-11, el R-15 y, más frecuentemente, el R-12. Este tipo de gases, sin embargo, causaban severos daños en la capa de ozono. Luego, en la década de los noventa del siglo pasado, se crearon los HFC, que actualmente son los gases más utilizados en el aire acondicionado de los automóviles.

El R-134, por ejemplo, sustituyó al R-12, y aunque prometía ser más ecológico también contribuye al llamado efecto invernadero, indica Pavón. Esto no ha impedido que siga siendo el refrigerante más popular porque es compatible con cualquier tipo de aceites.

Durante los próximos años, sin embargo, se utilizará una nueva sustancia que pertenece al grupo de las hidrofluoroolefinas (HFO): el R-1234. Lo anterior, en cumplimiento de las fechas pactadas por los países firmantes del Acuerdo de Montreal para retirar del mercado a los CFC y HFC.

Y es que, al igual que sucede con el sector HVAC, dentro de la industria automotriz también existen regulaciones en lo que respecta al manejo de sustancias refrigerantes. En México, destaca Pavón, ya se están contemplando medidas para su manejo, uso y desecho. La Semarnat, incluso, puso en marcha recientemente el Registro Nacional de Emisiones (Rene), el cual aborda esta problemática.

También existen algunas asociaciones a las que es posible afiliarse, ya que cuentan con protocolos establecidos sobre estos temas, además de ofrecer certificaciones, materiales y bibliografía. Dos de las más importantes son la MACS (Movil Air Conditioning Society, por sus siglas en inglés) y la EPA (Enviromental Protection Agency).

Componentes
Las partes esenciales del aire acondicionado automotriz son: compresor, válvula de expansión, evaporador, condensador y tuberías. Adicionalmente, explica Pavón, existen accesorios que sirven para cuidar alguna de las partes del sistema; una de la más importante es el filtro deshidratador.

Funcionamiento
El compresor funciona con ayuda de la correa de transmisión conectada al cigüeñal, usando la potencia del motor para comprimir y hacer circular el refrigerante que toma del evaporador. El gas entra al compresor a temperatura baja, para luego salir al condensador a una presión y temperatura más alta.

Dentro del condensador se crea un intercambio térmico; de ahí el refrigerante pasa al filtro deshidratador, donde se absorbe la humedad e impurezas sin alterar el estado térmico del mismo, para luego seguir circulando hacia la válvula de expansión. Cuando el refrigerante penetra esta válvula su temperatura y presión caen de manera drástica y pasa a estado gaseoso. Posteriormente, pasa al evaporador que lo deshumidifica y enfría. Para que el gas se evapore debe tomar aire del exterior, el cual se lo proporciona nuevamente el evaporador. Al finalizar este proceso, el gas es reconducido a la cabina del vehículo. Es ahí donde los controles entran en acción, ya que regulan la entrada del aire y la temperatura en la cabina del automóvil. Dependiendo de la temperatura deseada, el evaporador recalienta el aire o lo deja pasar sin tratamiento alguno.

Preeliminares
Antes de comenzar una limpieza, el técnico deberá asegurarse de que ya no exista gas refrigerante en el sistema y, en el caso de encontrarlo, tendrá que retirarlo, aconseja Jonás Pavón.

“Existe un protocolo muy claro para la recuperación del gas. En términos generales estamos considerando la necesidad de tres elementos clave: el primero es un manómetro, un instrumento de medición que nos da acceso al gas en línea; el segundo es una bomba de vacío, y el tercero un tanque de recuperación. Estos tres elementos permiten la recuperación que está en línea hacia un depósito, con miras a evitar la disipación del gas en el ambiente”, precisa el especialista.

Hoy en día la limpieza se realiza con el producto R-149, un HCF. La función de este producto es limpiar las tuberías, en la mayoría de los casos, de aluminio. Luego, se inyecta el solvente en las tuberías para limpiar la parte interna sin dañar ningún componente del sistema.

Mantenimiento
Existen dos tipos de mantenimiento: el preventivo y el correctivo. Pavón afirma que lo ideal sería que el mantenimiento del aire acondicionado automotriz se hiciera periódicamente, al menos una vez por año. El mantenimiento preventivo, explica el especialista, es el más importante y está relacionado con el usuario, ya que de su compromiso depende la revisión del sistema.

Los puntos clave del servicio, agrega el técnico, son la revisión y reemplazo del filtro de cabina, un procedimiento encaminado a lograr un flujo adecuado en las ventilas, así como el de la carga de gas, que se relaciona con la calidad y efectividad del frío al interior de la unidad.

En la cuestión externa es necesario considerar el mantenimiento del compresor; su buen funcionamiento es traducido a libras de presión que registra el sistema. Asimismo, el radiador y el condensador deberán revisarse, ya que puede existir suciedad o una disipación incorrecta, lo que ocasionará un mal desempeño.

En cuanto al mantenimiento correctivo, Pavón afirma que va desde el reemplazo de una manguera hasta una fuga en el compresor, siendo esta última eventualidad la más compleja de todas.

Además, detalla el experto, existe el servicio externo e interno. Durante una limpieza externa lo que se hace es limpiar el condensador, ya que con el uso y paso del tiempo los enfriadores se van saturando de polvo e insectos. En un servicio interno, en cambio, se realiza una purga, que consiste en generar un vacío; otro procedimiento de carácter correctivo es un barrido interior donde se busca eliminar todos los contaminantes causados por la falla del compresor, explica Pavón. Este tipo de limpieza, prosigue, se conoce como flushing, el cual elimina con un solvente los residuos sólidos, ácidos y químicos de un sistema de refrigeración.

Una falla en el compresor deja residuos en el sistema y si no se realiza este procedimiento, la nueva pieza que se coloca volverá a fallar, comenta el técnico.

De ser el caso, deberá realizarse también la higienización de los evaporadores, sobre todo cuando se sospecha la formación de microrganismos, bacterias u hongos. Su presencia, indica Pavón, puede detectarse cuando el aire que sale del sistema tiene mal olor.

Otro de los aspectos más importantes en relación a este tema son los filtros polen y los de carbón activado. Estos compuestos influyen porque, dependiendo del tipo de filtro que ocupe el vehículo, más limpio será el aire que se respire en la cabina.

Los filtros de carbón activado, explica, fueron creados para deshacerse de olores y gases irritantes, debido su alta microporocidad. Aunque se utilizan indistintamente, lo recomendable es poner uno de acuerdo a la situación ambiental en la que se maneja el vehículo.

Cabe señalar que desde su fabricación, el sistema de aire acondicionado se carga con el gas refrigerante; si no presenta fugas o fallas no hay necesidad de realizar un mantenimiento. En ocasiones, el sistema es capaz de funcionar unos 25-30 años sin necesidad de limpiarlo, pero cuando existe alguna fuga o avería  se requiere de una limpieza a fondo.

TIPOS DE LIMPIEZA
Existen diferentes maneras de llevar a cabo la limpieza interna de los aires acondicionados automotrices. En cualquier caso, la finalidad es la misma: conseguir un mejor rendimiento y evitar daños a los equipos. Lo importante es realizarla al menos una vez al año, ya que sin ella se incrementa la posibilidad de contraer enfermedades a causa de las bacterias que se reproducen dentro.

Al realizar la limpieza deben ser atendidos los siguientes casos:

  • Humedad en el sistema
  • Exposición a impurezas del aire
  • Suciedad
  • Rotura de compresores

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Existen dos procedimientos básicos: el flushing y la higienización.
El flushing es utilizado para hacer una limpieza a fondo del sistema, ya que elimina el aceite y los contaminantes de las paredes internas de tuberías y mangueras. Este proceso se emplea en los aires acondicionados de los coches más viejos o deteriorados cuando el rendimiento está en un nivel inferior al esperado o incluso con la carga incorrecta del refrigerante. También se utiliza antes de cambiar algún componente o cuando existe un deterioro en los equipos. Este procedimiento es el más adecuado, puesto que desecha del sistema los contaminantes que no pueden ser eliminados con otras formas de limpieza.

La higienización, en cambio, tiene como finalidad eliminar el mal olor y controlar la humedad al interior de un automóvil. Se trata de un proceso que se realiza en la caja y en los conductos de ventilación. Para ello se ocupan aerosoles, si bien estos no permiten una limpieza tan efectiva, en comparación con el flushing. Sólo mediante la apertura de la caja de ventilación y la sustracción del panel puedes realizar una limpieza profunda de estos componentes.

Fuente: Chemours