¿Te has preguntado cómo contribuir a reducir el calentamiento global? La respuesta está en la producción y uso de sistemas con bajo PCA, eliminación de los HFC y servicio técnico de calidad
Redacción, con información de Cooling Emissions and Policy Synthesis Report: Benefits of cooling efficiency and the Kigali Amendment
Pese a la urgencia de reducir el impacto climático, ante los desastres económicos y sociales que podría traer, el Informe sobre la brecha de Emisiones 2019 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que podría registrarse un aumento de temperatura de más de 3 °C para 2100, debido a la creciente demanda de refrigeración y confort climático. Para evitar este crecimiento se debe limitar el aumento de la temperatura a 2 °C, mientras se hacen los mejores esfuerzos para restringirlo a 1.5 °C, como estipula el Acuerdo de París.
Actualmente, se estima que 3 mil 600 millones de aparatos de enfriamiento están en uso. Asimismo, la posibilidad de proporcionar enfriamiento para todos los que lo necesitan significa una demanda de hasta 14 mil millones de dispositivos para 2050, según el estudio A cool world – defining the energy conundrum of cooling for all de la Universidad de Birmingham. Además, el alza en la demanda de refrigeración aumentaría el calentamiento global a causa de las emisiones de hidrofluorocarbonos (HFC) utilizados en los equipos de refrigeración e incrementaría las emisiones de CO2 y carbono negro de la energía de combustibles fósiles. Una transición a una refrigeración respetuosa con el clima y energéticamente eficiente ayudaría a lograr el cometido, tal como se estipula en la Enmienda de Kigali, la cual establece la eliminación gradual de los HFC y la eficiencia energética de los equipos de enfriamiento como un factor imperativo.
La mitigación de emisiones contaminantes
La refrigeración representa alrededor del 86 por ciento del uso de HFC en CO2e; sin embargo, existen alternativas de bajo potencial de calentamiento atmosférico (PCA) económicas y factibles que podrían ayudar con la reducción gradual de los HFC y evitar hasta 0.4 °C de aumento en la temperatura para 2100. Esto, aunado al objetivo de la Enmienda de Kigali de reducir más del 80 por ciento de la producción y el consumo de HFC proyectados para 2047, podría evitar un calentamiento de 0.6 °C. Una eliminación completa de la producción de HFC a partir de 2020 y su sustitución con alternativas de bajo PCA, evitaría un estimado acumulado de 53 GtCO2e durante 2020–2060, además de las reducciones esperadas de la implementación de la Enmienda de Kigali, según la evaluación científica del agotamiento del ozono publicada en 2018 y realizada por diferentes instancias como la Organización Meteorológica Mundial. En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, éstas se podrían eliminar reciclando o reduciendo las SAO y los HFC cuando los sistemas o productos que las emiten lleguen al final de su vida útil.
Oportunidades de reducción de los HFC
La gran mayoría del consumo de HFC está en la industria del frío, que comprende la refrigeración, el aire acondicionado y las bombas de calor (RACHP) en aplicaciones móviles y estacionarias. Estos sectores representaron el 86 por ciento de la participación ponderada por GWP del consumo mundial de HFC en 2012 (PNUMA 2015c). De este porcentaje, más de la mitad de las emisiones ocurren durante el mantenimiento a los equipos instalados. Se estima que el 65 por ciento del consumo de HFC ponderado por PCA detectado corresponde al aire acondicionado (el AC móvil representa el 36 por ciento) y el 35 por ciento a la refrigeración (Figura 1).
El mercado global de RACHP depende de aproximadamente 16 HFC puros y 30 mezclas, con PCA que van desde menos de 100 hasta cerca de 15,000. El promedio ponderado de PCA es de 2,200 (Figura 2). Para dar sólo un ejemplo de un posible reemplazo, algunas hidrofluoroolefinas (HFO) tienen bajo PCA. En más de la mitad de las aplicaciones de RACHP, las alternativas de bajo PCA tienen una cuota de mercado cada vez mayor. Sin embargo, la disponibilidad y usabilidad entre las diferentes regiones varían.
Un uso principal de los HFC es en el sector de aire acondicionado móvil (MAC). Las emisiones de HFC relacionadas con MAC representaron un estimado de 170 millones de toneladas de emisiones de CO2e (MtCO2e) en 2013, es decir, un tercio de las emisiones mundiales de HFC ponderadas por GWP. Se espera que estas emisiones aumenten dado el rápido crecimiento de la propiedad de vehículos en países cálidos. La transición a refrigerantes con un PCA por debajo de 150 podría proporcionar ahorros anuales globales de entre 150 y 200 MtCO2e por año, según el estudio Mobile air conditioning the life-cycle costs and greenhouse-gas benefits of switching to alternative refrigerants and improving system efficiencies, publicado por el International Council on Clean Transportation (ICCT)
En el mercado existen alternativas de refrigerantes de bajo PCA como los HFO-1234yf, CO2 y HFC-152a. El HFO-1234yf se utilizó en más de 70 millones de vehículos a fines de 2018.
Si la eficiencia energética en la industria mejorara, el PNUMA estima que en las próximas cuatro décadas las emisiones de dióxido de carbono emitidas por equipos RACHP podrían reducirse entre 210 mil y 460 mil millones de toneladas, además de que para 2050 se podrían ahorrar hasta 2.9 billones de dólares en costos de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica. Aunado a estos beneficios, se estaría cumpliendo con el objetivo de limitar a 1.5 °C el aumento de la temperatura mundial, un gran paso en los compromisos contra el cambio climático.
La situación en que se halla el mundo a causa de la pandemia podría servir como un hito para replantear las estrategias e innovar tecnológicamente. También se requiere de la participación de instituciones de gobierno y de la sociedad en general. Para lograr esta concientización el prestador de servicios tiene un papel preponderante, ya que al estar más cerca del usuario final puede informarlo sobre los beneficios de contar con equipos eficientes, pero también con buenas prácticas de operación y servicios de mantenimiento que aseguren la buena operación.