A finales del mes pasado se anunció la existencia de dos vacunas contra la covid-19, una elaborada por Pfizer/BioNTech y otra por Moderna, cuyos ensayos clínicos demostraron una eficacia superior al 90 por ciento. Su desarrollo, sin embargo, plantea un nuevo reto para la industria del frío: ¿cómo conservar sus temperaturas estables para que lleguen a millones de personas en todo el mundo y así lograr una inmunidad colectiva eficaz?
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la vacuna fabricada por Pfizer requiere de un almacenamiento prolongado en frío a -70 °C, mientras que la de Moderna necesita -20 °C en el largo plazo. Aunque ambas pueden durar períodos más cortos en un refrigerador normal, donde las temperaturas oscilan entre 2 °C y 8°C.
Estos requerimientos implican una cadena de frío de gran capacidad como nunca antes se ha visto. “La vacunación contra la covid-19 será un punto de inflexión que determinará cómo se manejan las cadenas de frío a escala mundial durante las próximas dos décadas”, afirmó Ligia Noronha, directora de la División de Economía del PNUMA.
México es un país donde las tecnologías de enfriamiento están bastantes diversificadas, pero, ante las necesidades de ultrabaja temperatura y refrigeración como las que se requieren para dichas vacunas, es preciso impulsar inversiones para el desarrollo de soluciones rápidas, efectivas y no contaminantes. En otras palabras, desarrollar refrigerantes más eficientes, menor dependencia de los generadores de diésel, así como prestadores de servicio técnico capacitados y equipados para optimizar y dar servicios a los sistemas y componentes.
Fuente: PNUMA