El 30 por ciento de todos los alimentos se desperdicia como consecuencia de la falta de almacenamiento en frío. Por ello, el uso de sistemas de refrigeración adecuados a las necesidades de enfriamiento es una condición básica
Redacción, con información de Giz Proklima
Debido al creciente fenómeno de la urbanización, cada vez son menos las personas autosuficientes en el mundo que dependen del correcto funcionamiento de la cadena de frío para satisfacer su demanda de alimentos y productos frescos.
Hoy en día, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y, para 2030, se espera que sean tres de cada cinco personas. Además, la mayoría de los habitantes en los centros urbanos compra su comida, lo que implica también que las necesidades de refrigeración se incrementen.
Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), buena parte de los productos comestibles se desperdician, debido a la falta de almacenamiento y refrigeración adecuados. Del mismo modo, los medicamentos esenciales y las vacunas deben enfriarse constantemente, mucho antes de que lleguen a ser consumidos por las personas.
No obstante, los países en vías de desarrollo aún carecen de cadenas de frío confiables, incluso para el procesamiento y transporte. Esta problemática podría superarse si se proveyera de más y mejores sistemas de almacenamiento y refrigeración; los pescadores y los agricultores en todo el mundo, por ejemplo, podrían lograr una mejor distribución e ingresos para sus mercancías. Incluso, en áreas remotas sin conexión a la red, es posible almacenar productos de manera económica utilizando sistemas que funcionen a base de energía solar y, por lo tanto, incrementar las ganancias.
Una carrera de obstáculos
Cada uno de los eslabones de la cadena de frío son de suma trascendencia para garantizar que los alimentos y productos perecederos lleguen hasta los hogares, para que los medicamentos no pierdan sus cualidades médicas y, en general, para reducir las pérdidas tanto de mercancías como de recursos económicos. Sin embargo, existen tres eslabones de la cadena de frío que requieren una atención especializada:
Transporte
La refrigeración de la carga durante el transporte consume mucha energía y es costosa, ya que en algunos países los contenedores no están bien aislados y funcionan de manera ineficiente con diésel. Además, las altas temperaturas y la humedad provocan que los productos frescos se transporten mal refrigerados durante largos periodos hacia los mercados centrales
Logística
Es frecuente que los grandes centros de distribución se encarguen de procesar, empaquetar y almacenar los productos para su distribución o exportación local. Estos centros funcionan con plantas de refrigeración centrales que producen grandes cantidades de gases perjudiciales para el clima y salud de las personas
Supermercado
Aunque la refrigeración confiable tiene la prioridad máxima, no siempre está garantizada. Adicionalmente, están los altos costos de energía, mantenimiento y refrigerantes, ya que 70 por ciento de los montos por concepto de electricidad en las tiendas de autoservicio promedio son generados por los equipos HVACR
De este modo, el uso de sistemas de refrigeración confiables dentro de los hogares e industrias resulta fundamental para garantizar el suministro saludable de alimentos y demás productos perecederos.
En el camino del productor al consumidor, los productos frescos requieren:
Productor
Refrigeración para alimentos tales como pescado, productos lácteos, carne, frutas y verduras
Cooperativas de productores
Cámaras frigoríficas, máquinas de hielo para recolección, procesamiento y embalaje comunes
Durante el transporte
Equipos de refrigeración para camiones y barcos
En el canal mayorista
Refrigeración central en los centros de distribución
En el canal minorista
Venta al por menor de refrigeración en mercados, tiendas y supermercados
En el extremo del consumidor
Refrigeradores en hogares y catering